Las reciente elecciones intermedias se caracterizaron por una reconfiguración de fuerzas políticas en los diferentes niveles disputados, en la cual las dos principales coaliciones (oficialista y opositora) modificaron su representación en la Cámara Baja y Ayuntamientos para derivar en un mayor equilibrio, mientras a nivel gubernaturas y Congresos locales la balanza se inclinó a favor del actual partido en el Gobierno Federal, afirmó Eduardo Reyes

Redacción AMDA
Durante su presentación en la Junta de Consejo AMDA, el director de Análisis y Consulta en la firma Intélite confirmó que las elecciones de 2021 no sólo fueron las más grandes de la historia (21,368 cargos a elección popular y 15 gubernaturas), sino que fungieron también como referendo de la actual administración Lopezobradorista y construyeron una narrativa de polarización sobre el impacto que tendrá el proyecto Cuatroteísta en los años que restan de la actual administración.

“Todos los partidos, alianzas y el propio Gobierno Federal tuvieron una expectativa de triunfo mucho mayor a la que lograron. Fue una elección muy dividida, vamos a llegar a un país mucho más fragmentado del que teníamos antes, siendo una de las primeras conclusiones que vamos a enfrentar”, afirmó.

Y es que en vez de definirse un ganador, dijo Reyes, lo que se obtuvo fue una guerra de percepciones, por lo que todavía no hay una idea clara sobre quien realmente triunfó.

“Se aprecia una dualidad en torno a las narrativas construidas desde las grandes coaliciones del proceso electoral, la coalición Va por México y Juntos Hacemos Historia. Ambas fuerzas aseguran haber triunfado sobre su contraparte; no obstante, a diferencia de lo ocurrido en 2018, en estos comicios se aprecian diferentes matices que auguran elementos de triunfo y fracaso para ambas partes”, culminó.